Jamás imaginó aquel pellejero nacido en Puente Castro que iba a ser santo. Mejor dicho, elevado a los altares y procesionado cada Jueves Santo. Y, la verdad, nada de culpa tiene en ello que no sea haber sido atropellado por el camión de la basura en la noche del Jueves Santo.El primer supuesto milagro ocurrió esa misma noche cuando'La Moncha’, la prostituta que primero le socorrió viera como en las páginas del periódico con el que tapó su cara quedó la figura de Jenaro.
Lo poco que se sabe de Genarín es que trabajó duro desde niño, en los oficios más diversos, entre los que destacaba el de vender pellejos de conejo por la ciudad, lo que le permitía trasegar orujo por los bares, charlar con los convecinos y mantener buena relación con las prostitutas de todos los barrios de la ciudad.Tampoco hay ninguna duda que la noche de Jueves Santo del año 1929, junto al cubo tercero de la muralla, fue atropellado por el primer camión de la basura que hubo en la ciudad. La reseña del Diario de León dice que “no hemos podido precisar si la víctima de este triste suceso iba por el centro de la carretera o por un lado” sin que al leerlo se pueda precisar que quieren apuntar que realmente iba de un lado a otro.Ahí moría Jenaro, aplastado, y nacía Genarín, inmortalizado en brazos de su verónica particular, ‘La Moncha’, prostituta.
La esquela es su única biografía
La vida de Jenaro Blanco no sé si es milagrosa pero es curiosa. Su biografía ‘humana’ (la divina sí ha sido contada con más profusión) se reduce prácticamente a su esquela. En ella están todos los datos. Juan Miguel Álvarez Domínguez descubrió no hace mucho la esquela de La Democracia (que dirigía Miguel Castaño) y en ella hay muchos datos. Su apellido y lo que supone; que era viudo (su esposa falleció en 1917) y que era padre de 4 hijos y que “para identificar el cadáver fue preciso separar la camioneta. Añade la nota necrológica que la camioneta estuvo a punto de atropellar a dos niños (¿Les salvó la vida Jenaro Blanco?).
La vida de Jenaro Blanco no sé si es milagrosa pero es curiosa. Su biografía ‘humana’ (la divina sí ha sido contada con más profusión) se reduce prácticamente a su esquela. En ella están todos los datos. Juan Miguel Álvarez Domínguez descubrió no hace mucho la esquela de La Democracia (que dirigía Miguel Castaño) y en ella hay muchos datos. Su apellido y lo que supone; que era viudo (su esposa falleció en 1917) y que era padre de 4 hijos y que “para identificar el cadáver fue preciso separar la camioneta. Añade la nota necrológica que la camioneta estuvo a punto de atropellar a dos niños (¿Les salvó la vida Jenaro Blanco?).
Ahora un articulo públicado por un escritor peruano que conoció la historia de Genarín y se enamoro del personaje, lo que demuestra que Genarín acabará convirtiendose en un mito universal y quién sabe si en el mesias del nuevo siglo. De hecho, varios borrachos se han presentado ya, en medios de comunicación locales jurando ser la reencarnación de Genarín.
"Resulta que cada Jueves Santo desde hace unos setenta años, los fieles sacan en procesión la imagen de San Genarín, patrono del orujo [1], y por gradual consecuencia, patrono de los borrachos. Y es seguido por una muchedumbre que le sigue los pasos, que le rinde homenaje dándole parejo a la botella durante la Semana Santa y limpia si no los pecados del alma, al menos las toxinas del cuerpo.
Su nombre, Genaro Blanco Blanco, vivió a principios del siglo XX y desde siempre fue aficionado a la buena bebida, a las mujeres y los burdeles. De profesión fue pellejero, qué otra cosa podía ser, aunque valgan verdades, casi ni ejerció. Prefirió dejarse llevar por los placeres de la carne, un putero, y morir en lo suyo.
Según cuentan las malas lenguas, en Semana Santa de 1929 apareció una nota en el Diario de León en la que informaba que en la madrugada del Jueves Santo, en extrañas circunstancias cuando un borrachito que al parecer daba rienda suelta a “sus necesidades perentorias en la base del tercer cubo de la muralla romana de León, a la altura de la calle de Las Carreras”, fue atropellado por el primer camión de la basura de la ciudad. Resulta que Genaro Blanco, borracho hasta la cuba, aprovecho el momento y echó una meada cuando apareció el camión de la basura, el primero de León, dicen con orgullo, y se lo llevó por delante. Murió en su ley, qué duda cabe.
Desde entonces sus más cercanos amigos y contertulios de borrachera decidieron hacer una romería siguiendo los pasos de aquella noche hasta el mismo lugar donde perdió la vida para dejarle una copita de orujo. Y año a año, se fue agregando la gente hasta convertirse en una tradición que si bien pagana, es una juerga concurrida y macerada.
Algunos dicen recordarlo como un hombre más bien bajito, bastante feo y con el rostro con un bronceado permanente gracias al alcohol, que frecuentaba las cantinas y tabernas de la ciudad, donde se la pasaba bebiendo orujo. Otras malas lenguas dicen que andaba sucio, meado y armaba escándalo, aunque quienes hablan de esa manera se reconocen como cucufatos y religiosos, excluidos en estos días de lo que significaba antaño sus propias fiestas.
En fin, que se murió el borracho y desde entonces y gracias a algunos milagros —por lo menos se le reconoce el haber curado al enfermo de riñón—, cada año le sacan en procesión por la ciudad y lo recuerdan en el fondo de cada botella. Nada más lindo y testimonial y verdadero ajeno a los golpes de pecho, la santurronería y como para no quedarse en casa viendo las películas santas.
En el Perú yo no conozco un patrono de tamaña cuantía. A lo mucho Sarita Colonia, también de la época, más bien patrona de los pobres y por colación, dicen en el Callao, de las putas y los ladrones, porque todos tienen derecho a ir al cielo; pero un patrono de los borrachos, por favor que alguien me corrija, porque ya viene siendo hora y qué vergüenza no tener a nadie a quien rezarle. Si alguien encuentra alguno que lo diga fuerte y claro, que yo me apunto y hasta me hago padrino para la fiesta patronal, ustedes me entienden.
Y mientras tanto, a la salud de San Genarín, brindo a la espera del próximo Jueves Santo."
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Su nombre, Genaro Blanco Blanco, vivió a principios del siglo XX y desde siempre fue aficionado a la buena bebida, a las mujeres y los burdeles. De profesión fue pellejero, qué otra cosa podía ser, aunque valgan verdades, casi ni ejerció. Prefirió dejarse llevar por los placeres de la carne, un putero, y morir en lo suyo.
Según cuentan las malas lenguas, en Semana Santa de 1929 apareció una nota en el Diario de León en la que informaba que en la madrugada del Jueves Santo, en extrañas circunstancias cuando un borrachito que al parecer daba rienda suelta a “sus necesidades perentorias en la base del tercer cubo de la muralla romana de León, a la altura de la calle de Las Carreras”, fue atropellado por el primer camión de la basura de la ciudad. Resulta que Genaro Blanco, borracho hasta la cuba, aprovecho el momento y echó una meada cuando apareció el camión de la basura, el primero de León, dicen con orgullo, y se lo llevó por delante. Murió en su ley, qué duda cabe.
Desde entonces sus más cercanos amigos y contertulios de borrachera decidieron hacer una romería siguiendo los pasos de aquella noche hasta el mismo lugar donde perdió la vida para dejarle una copita de orujo. Y año a año, se fue agregando la gente hasta convertirse en una tradición que si bien pagana, es una juerga concurrida y macerada.
Algunos dicen recordarlo como un hombre más bien bajito, bastante feo y con el rostro con un bronceado permanente gracias al alcohol, que frecuentaba las cantinas y tabernas de la ciudad, donde se la pasaba bebiendo orujo. Otras malas lenguas dicen que andaba sucio, meado y armaba escándalo, aunque quienes hablan de esa manera se reconocen como cucufatos y religiosos, excluidos en estos días de lo que significaba antaño sus propias fiestas.
En fin, que se murió el borracho y desde entonces y gracias a algunos milagros —por lo menos se le reconoce el haber curado al enfermo de riñón—, cada año le sacan en procesión por la ciudad y lo recuerdan en el fondo de cada botella. Nada más lindo y testimonial y verdadero ajeno a los golpes de pecho, la santurronería y como para no quedarse en casa viendo las películas santas.
En el Perú yo no conozco un patrono de tamaña cuantía. A lo mucho Sarita Colonia, también de la época, más bien patrona de los pobres y por colación, dicen en el Callao, de las putas y los ladrones, porque todos tienen derecho a ir al cielo; pero un patrono de los borrachos, por favor que alguien me corrija, porque ya viene siendo hora y qué vergüenza no tener a nadie a quien rezarle. Si alguien encuentra alguno que lo diga fuerte y claro, que yo me apunto y hasta me hago padrino para la fiesta patronal, ustedes me entienden.
Y mientras tanto, a la salud de San Genarín, brindo a la espera del próximo Jueves Santo."
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