miércoles, 1 de julio de 2009

Glorias españolas

El principe gitano



Su nombre es Juan Manuel Cardona Bonilla, nació en el pueblo Sevillano de Espartinas, que esta a 13 KM. de la Capital Hispalense, el día 3 de octubre de 1941, en la calle Calvo Sotelo nº 40 a las 8 de la mañana.
Su madre se llama Maria, nacida en el pueblo sevillano de Dos hermanas, pero el y sus hermanos la llaman cariñosamente Sra. Maruja.
En el pueblo donde nació, Espartinas, hoy viven muchos famosos, como el famoso diestro Espartaco, Juanito Valderrama, Roció Jurado y Ortega Cano.
Creció en un entorno familiar modesto y allá por el año 47 cuando tenía 6 años, sus padres emigraron a Barcelona dejando atrás su entorno andaluz y sus ganas de ser torero.
Su infancia en Barcelona fue muy dura, corrían tiempos difíciles y su padre trabajaba en la Siemens en Cornella y por la noche le daba clases de solfeo, ya que era un buen violinista.
Vivió en la Barceloneta, un barrio marinero donde la playa fue su mejor amiga, siempre que podía se escapaba a mirar largas horas el mar añorando a sus familiares andaluces.
Allí en la barceloneta ya empezó a cantar en las fiestas de los barrios, con solo 8 años ya cantaba por molina, el príncipe gitano, pepe blanco,......., se le veían facultades para cantar y la verdad que no se equivocaron.
Por aquel entonces, en Barcelona, era cuando entre película y película cantaban los artistas del momento, Antonio Amaya, la bella Dorita, y otros,....... Y fue cuando se apunto a un coro de Caramellas que se llamaba La Petita Granada, en ese momento empezaba la carrera musical del Payo.
Un buen día se fue con los amigos al Somorrostro, un barrio de barracas donde vivían muchos Gitanos y de donde salio la bailaora mas famosa que ha dado España, Carmen Amaya. Este barrio estaba en la playa, mas allá de la Barceloneta, donde hoy esta la zona de ocio del Puerto Olímpico, y allí fue donde vio por primera vez una fiesta gitana. Todos alrededor de una candela y haciendo un corro, uno cantaba, otros tocaban las palmas, otros bailaban y otros tocaban la guitarra.
El Payo se maravillo con aquella forma de cantar la Rumba Catalana, canciones como Rió Manzanares, Marina Marina y muchísimas mas canciones que ellos versionaban en rumbas le marco, y decidió aprender a tocar la guitarra. Pero eran tiempos difíciles y su familia apenas salía adelante, hasta que por Su padre al ver su afición, con los dineros de los puntos de ese mes le compro una guitarra, en Carbucheli, una tienda que estaba en el arco del teatro en el callejón de las Ramblas, al lado del bar de la Cazalla. Una guitarra Valenciana y un método de Tarrega para aprender los acordes.
Mas adelante se fue a vivir a la Verneda, a la vía trajana, un barrio nuevo de Barcelona a las afueras, al lado de San Adrián de Besos y allí fue donde empezó a actuar en sitios importantes. Radio Miramar, Radio Barcelona con Mario beut, Romero y su Tocadiscos Flamenco, en festivales de Dalmau y Viñas para las campañas de recogida de alimentos, inauguro el Hospital del Valle Ebron (antes Del Generalísimo), el cine Levante de la Verneda, en festivales de Jumar busca una estrella, el cual gano su buen amigo y vecino el Santitos, en las Verbenas de las fiestas mayores de Gracia, Sana, SAT Catalina, etc.................
Le llamaban "El Guitarra", siempre la llevaba encima y en cualquier sitio se ponía a cantar, hasta que un día un amigo suyo se hizo agente artístico, (Freddy) un buen amigo y representante que se codeaba con lo mejor de aquella época, Iñigo, Luis del Olmo, Los Diablos, Los Sirex, Los mustan, Lonestar................
Y un buen día le dijo, "Guitarra, te voy a hacer un reportaje fotográfico para hacerte afiches y galas, y ahí fue donde empezó todo........ Cojio dos palmeros, los mejores, el Moriles, que era un amigo del Carpio (Córdoba) que era capaz de triplicar el replique de las palmas y Pepe, un gran amigo de Huelva que además también cantaba. Ese día nació "JUAN MANUEL Y SUS RUMBEROS"
Galas en todos los pueblos de Cataluña, y España entera, de Galicia a Cádiz y de Asturias a Sevilla, recorriendo toda la piel de toro.
Grabo 3 singles en Discofon, donde estaban en esos momentos los mejores rumberos, Peret, chacho, Teresilla, El Noy , los espontáneos (rumba tres) y Moncho, hoy rey del bolero, que por aquella época también cantaba rumba. Y ficho por Zartos, una discográfica nueva que era de Pilar Matos, una locutora de radio de Barcelona. Y ahí fue donde nació UNA VIEJA Y UN VIEJO VAN PA ALBACETE.
Después de grabar con Zartos 4 LPs, ficho por CBS y saco un LP titulado Picardías, y ahí salio "La Cigala”, "El Terententen" y una balada preciosa, "La arena de aquella playa". Ficho por Columbia y Grabo un LP, La Almeja - La Butifarra ..................Ficho por Belter y saco a las ordenes de su amigo Rosero"El Pasodoble" y muchas canciones picantes, ya que le propusieron hacer unas cintas a medias con el humorista Arévalo que estaba empezando, y esto le llevo al éxito total, con Rosero en Belter.
Grabo a medias con el Fary dos cintas. Ficho por Divucsa, una discográfica del amigo Orfila, y ahí nació el "Son son Sera", otro éxito mas...........
El Payo Juan Manuel es autor del 99% de las canciones que canta, y pertenece a la Sociedad General de Autores y Editores, donde tiene registradas mas de 650 canciones con el numero 26.207 SGAE. Tiene en la actualidad 33 LPs y un contrato discográfico con la discográfica Vale music.
Han colaborado con el músicos de la talla de, El Maestro Espeita, Escoli, Borrell, Sole el Vetoben, Padilla, Hedi Guerin, Solano, Maestro Navarro, Prada, Cubedo, Miralles, Sola y Juan Barcons.
Sus Éxitos: Una Vieja y un Viejo Van pa Albacete, Son Son Sera, El pasota en Benidorm, El burrito de Mahoma, La CIgala, Lumy, El CHinito, Cosas de Jaen, etc.



Y ahora un fragmento de una crónica del escritor Pérez reverte, que lo vió actuar al final de su carrera.


Enrique Castellón Vargas, de nombre artístico el suprascrito Príncipe, nacido en Valencia en 1928, hijo de gitanos dedicados a la venta ambulante, tenía una planta soberbia: alto y delgado, elegante –cuidaba mucho los trajes y el vestir–, mirada azul, pelo rizado. Para entendernos: se comía a las pavas sin pelar. Quiso ser torero de joven; pero tenía canguelo, y los cuernos se le daba mejor ponerlos él. También tenía buena voz, así que se dedicó al cante flamenco, del que tocó muchos palos, sobre todo zambras y rumbas. Hizo de torero en el cine –Brindis al cielo, se llamaba la peli–, y actuó con grandes compañías, incluida la de Carmen Morell y Pepe Blanco, y también una propia, con su hermana Dolores Vargas La Terremoto, en la que acogió a jóvenes artistas como Manolo Escobar, Rocío Jurado y Toni Leblanc, que era galán cómico. Con La Terremoto, por cierto, hizo el Príncipe en 1956 otra película, Veraneo en España, que está entre mis mitos del cine hispano por varias razones, lo cutre aparte. Una es cuando canta eso que dice: Un negro vestío / y una mujer sin marío. La otra, que para mí es lo máximo del megatop frikilandio, es cuando, en mitad de la peli, aparece cantando lo de la morita mora, morita de mi alma, vestido de lejía de arriba abajo, con chapiri de borla, despechugada la camisa y fusil al hombro. Sin complejos.Me encantaba ese tío. Sin reservas. Su pinta de chuleta, su manera de cantar. Tuve, además, el privilegio de verlo actuar en persona. Eso fue a principios de los ochenta, cuando el Príncipe Gitano ya estaba en el tramo final –y absolutamente cuesta abajo– de su carrera artística. Cómo sería lo de la cuesta, que yo iba a verlo, cada noche que podía, a un garito infame que entonces todavía estaba abierto en la Gran Vía de Madrid. No recuerdo ahora si se trataba del J’Hay o de La Trompeta, pero era uno de esos dos. Sitios de música y puterío, con moqueta raída, camareros con pinta de rufianes y mesas donde servían champaña chungo a lumis maduras y jamonas vestidas con trajes largos, como las de toda la vida. Y allí, en un escenario crujiente y cochambroso, pisando cucarachas y alumbrado por un foco, el Príncipe Gitano, cincuentón lleno de arrugas y teñido el pelo, pero todavía gitano fino y apuesto en trajes de corte impecable –entallados, con patas y solapas anchas–, desgranaba una tras otra las canciones que en sus buenos tiempos le habían dado dinero y señoras de bandera. Y yo, emocionado en mi rincón, haciendo como que bebía aquellos mejunjes infames, me calzaba sus actuaciones canción tras canción, disfrutando como un gorrino en un charco. Y juro por las campanas de Linares de Manolo Caracol que las pavas –en aquel tiempo las putas eran casi todas españolas– le tiraban besos y aplaudían como locas, y gritaban: «¡Príncipe, otra!… ¡Canta otra, Príncipe!… ¡El reloj! ¡Tani! ¡Rosita de Alejandría! ¡Los Mimbrales!». Y le decían guapo. Y el artista, obsequioso, chulillo, aún flaco y elegante pese a los años, se erguía en aquel escenario infame, sobre el fondo de polvorientos cortinones de terciopelo rojo y grueso, levantaba una mano haciendo círculo con el índice y el pulgar, y cantaba lo de: «Segá por el brillo de su dinero / dehó ar shiquillo». Y las lumis, lo juro, lloraban como criaditas oyendo el serial de la radio.


En youtube hay colgado un video del cantante cantando la versión del tema de Elvis: "In the ghetto" absolutamente memorable.

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