jueves, 2 de julio de 2009

Arquitectura

La casa de la señora Winchester



La viuda de Samuel Winchester, el inventor del rifle de repetición, mandó levantar una casa que se estuvo construyendo durante 38 años sin parar hasta que el momento de su muerte, falleció con 82 años. Convencida por un medium de la época de que podía evitar que los muertos por los rifles Winchester la visitaran buscando venganza en vida. Desde ese momento en su casa no cesaban los ruidos de martillos, empleó durante años una legión de constructores, carpinteros y decoradores en un proyecto sin fin.
Actualmente está convertida en una especie de parque temático: Winchester Mystery House.La casa norteamericana más embrujada, la Misteriosa Mansión Winchester, tiene 4 pisos, 467 entradas, 47 chimeneas y 2 espejos.-
Después de la muerte del heredero de la Winchester Arms Company, su viuda Sarah descubrió que estaba bajo una maldición. Esto se debía a las armas creadas por la empresa familiar, que habían causado la muerte a miles de personas y estaban buscando su venganza.
Ella creyó que su única oportunidad para vivir una vida normal era la de construir una casa de forma permanente. Si la casa nunca se terminaba, ningún fantasma podría instalarse en ella. La casa contiene muchas características utilizadas para atrapar o confundir a los espíritus. Hay puertas pequeñas o que no conducen a ninguna parte, y ventanas que miran adentro de otras partes de la casa. Aunque la mansión sea enorme, hay sólo dos espejos en el lugar. Esto se debe a que Sarah creía que los fantasmas temían a su propio reflejo.
Luego de dirigir la continua construcción de la mansión durante 39 años, Sarah falleció mientras dormía a la edad de 82 años. Muchos acontecimientos extraños han ocurrido a través de los años y siguen reportándose actualmente. Los psíquicos han visitado la casa y creen que muchos espíritus deambulan por ella, ¡junto con el fantasma de Sarah Winchester!
Han habido muchos encuentros y sucesos inusuales incluyendo pasos, portazos, voces extrañas y las famosas manchas frías. Es una de las casas más raras, sino embrujadas, de Norteamérica.
Lugar raro si los hay, la Casa Winchester es una de las principales curiosidades de una parte de California que habitualmente queda de paso hacia San Francisco. Winchester Mystery House es su nombre oficial y quien piense que lo del misterio es sólo un argumento turístico para atraer visitantes hacia la ciudad de San José, sin duda está equivocado.
Hay pocos sitios tan raros como esta mansión de estilo victoriano, en una esquina anodina de esta típica ciudad norteamericana, de calles anchas y ambiente tranquilo. Sin embargo, las sorpresas se suceden apenas cruzar el umbral. Así que, por las dudas, conviene tomar en serio la primera recomendación de los guías (la casa Winchester sólo se puede visitar acompañado): no desviarse nunca del recorrido propuesto porque nadie puede garantizar que el visitante perdido sea encontrado nuevamente.


Para entender algo de esta casa, hay que conocer la historia de su dueña, Sarah Winchester, que dedicó 38 años a hacer y deshacer habitaciones, puertas, escaleras y techos. Aunque la casa sufrió algunos daños serios en el terremoto de San Francisco de 1906, fue restaurada y hoy se pueden conocer las habitaciones y sectores principales, en visitas de una o dos horas.
Sarah, entonces una joven belleza de Connecticut, se había casado en 1862 con William Winchester, el heredero de la famosa fábrica de rifles a repetición que fue uno de los pilares de la conquista del oeste norteamericano. Cuando todo parecía encaminado -un matrimonio bien avenido en la alta sociedad de la Costa Este, una fortuna consolidada, un futuro brillante-, Sarah sufrió dos golpes de los que nunca se recuperaría: la muerte prematura de su hija Annie y, años después, la de su marido. Probablemente aparecieron allí las primeras señales de un desequilibrio que dictaría su rara conducta respecto de la casa.
Sin poder encontrar una razón natural para su tragedia, la buscó en lo sobrenatural. Y aconsejada por una médium de Boston, según la cual la pobre mujer estaba pagando las culpas de los Winchester, acosada por una legión de indios y soldados muertos por las balas de los rifles durante la conquista del Oeste y la Guerra de Secesión, decidió mudarse y hacer todo lo necesario para calmar a los espíritus malignos.
Si les construía una casa especial para ellos, estaría a salvo mientras duraran las obras. En caso contrario, según la médium, sería la siguiente víctima de la lista. Cuánto de superstición y cuánto de desequilibrio había en Sarah Winchester, es difícil medirlo. Pero con su mudanza a una granja de ocho habitaciones en San José comenzó la leyenda de la Winchester Mystery House.
Sarah murió en 1922. Entonces la casa, que había llegado a tener entre 500 y 600 habitaciones, tenía 160 cuartos, con 2000 puertas, 10.000 ventanas, 47 hogares, 47 escaleras, 13 baños y 6 cocinas.

También aparece durante el recorrido una notable obsesión con el número 13: hay 13 baños (al decimotercero se llega subiendo 13 escalones, y cuenta con 13 ventanas), todas las rejillas de desagüe tienen 13 agujeros, muchas ventanas están compuestas por 13 paneles, el pavimento de la entrada está dividido en 13 sectores, y en el dormitorio de Sarah hay un armario con 13 ganchos donde se colgaban 13 vestidos. Los que usaba durante sus sesiones de espiritismo. La lista de otros 13 es larga: 13 cúpulas de cristal, escaleras de 13 escalones, 13 partes en el testamento de la dueña de la casa, que fue firmado 13 veces.
Más allá de las curiosidades y supersticiones, la casa es un tesoro histórico de decoración y arquitectura, por muchos dolores de cabeza que probablemente le haya costado al arquitecto encargado de seguir los caprichos de Sarah. De los pisos de marquetería, que llevaron 33 años de trabajo exclusivo de un artesano, a los remates de bronce, todo parece salido de la más curiosa tienda de antigüedades.
Se dice que la mujer era capaz de pasar a través de las paredes, pero una revisión minuciosa de la casa permite descubrir que había varios escondites secretos para controlar el trabajo del personal sin ser vista: de ahí al don de la ubicuidad había un solo paso.
Sara Winchester temía que los espíritus de las personas que habían muerto por las armas creadas por su esposo volvieran de la muerte a vengarse. Pero no hay datos de avistaje alguno de fantasmas, aunque la misma Sara se dedicara contínuamente a realizar sesiones espiritistas. Ella construyó la casa tan caprichosamente sólo para despistas a los posibles espíritus que vinieran a perturbarla. Pero más allá de ser una construcción interesante y retorcida no hay nada más.

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