









El desarrollo de esta actividad no suele ir acompañado de intereses económicos, y al depender del tiempo y el esfuerzo desinteresado de sus creadores no suelen durar mucho. Es posible que si el trabajo realizado es sobre un campo muy específico sobre el que no existen publicaciones comerciales, pueda mantenerse cubriendo un hueco e incluso profesionalizarse.
Un fanzine que ha pasado a editarse con medios profesionales se denomina prozine. Si hay un equipo detrás de su publicación profesionalizado y llega a obtener beneficios, hablamos ya de una revista como tal, aunque no haya un grupo editorial en ello, una distribución nacional o internacional o una correcta gestión para establecer su ISBN.
El desarrollo de los fanzines está ligado al de los medios de edición de bajo costo como la multicopista y la fotocopiadora (que también han sido y son soportes para toda clase de folletos, pasquines y octavillas revolucionarias y contraculturales).
Los problemas endémicos de los fanzines son su dependencia de las ganas desinteresadas de sus colaboradores en un trabajo no remunerado que debe obtenerse del tiempo libre y sus problemas para distribuirse llegando a su público potencial. Su ventaja indiscutible es contar con grandes especialistas en su materia, publicando de forma libre y directa sin ataduras ni intereses para con terceros.

No hay comentarios:
Publicar un comentario