sábado, 15 de agosto de 2009

La última gran actuación de Sara Bernhardt

Después de haber estado más de cincuenta años semi retirada, anciana, mutilada de una pierna y protagonizando un papel de una joven, el público esperaba la aparición de la antigua diva para ridiculizarla pero asistieron a una especie de milagro.



Antes de la Garbo y antes de cualquiera de las grandes divas de Hollywood existieron otro tipo de divas. El teatro también tuvo nombres que resonaron en todas las carteleras del mundo y sus historias son incluso más apasionantes que las de los los seres de celuloide y luz que ahora estamos acostumbrados a seguir.Una de las más grandes actrices de esta época fue Sarah Bernhardt, tan grande como su fama fue su propia personalidad. Todo en ella era excesivo, su estilo teatral, ampuloso y dramático, eran famosas sus escenas de muerte, como su propia historia. Mark Twain dijo una vez que había cinco clases de actrices: “las buenas, las malas, las regulares, las grandes actrices y... Sarah Bernhardt”.

Toda su vida fue teatral y excesiva. Solía viajar acompañada de diversidad de animales, perros, gatos, pájaros, tortugas, monos e incluso leopardos, leones y caimanes, y tenía una obsesión con la muerte, tema sobre el que muchas veces recaería morbosamente visitando el depósito de cadáveres y durmiendo en ataúdes. A los 72 años le fue amputada la pierna izquierda pero no por eso dejó de actuar.

Su última memorable actuación.
A los 78 años y habiéndose retirado del teatro recibió la oferta para trabajar en la obra Athalie del dramaturgo francés del siglo XVII Racine (Jean Root). Sarah Bernhardt había trabajado en esa obra con un papel secundario más de cincuenta años atrás así que no rechazó la oferta para realizar su gran regreso.Athalie es la joven viuda del rey de Judea. A la muerte de su esposo esta empieza a controlar el reino con puño de yerro intentando borrar los recuerdos de la familia real ya antigua y decrépita. Renuncia al judaísmo y hace que el pueblo adore a Baal, antiguo y poderoso dios. La obra de teatro, de inspiración en las tragedias griegas, cuenta la trama del máximo sacerdote judío para destronar a Athalie y subir al trono al hijo de esta Joas y de esta manera regresar a la religión verdadera. En el quinto y último acto Athelie es perseguida por un grupo de rebeldes hasta el templo. Acorralada en el templo del que renegó Athalie tiene que rendirse y ceder el trono a su hijo. El máximo sacerdote judío saca a la joven del templo para entregarla al pueblo, en cuyas manos muere.Como la muchedumbre furiosa en la puerta del templo, los nombres y rostros más importantes de parís esperan a Sarah Bernhardt en las primeras filas del teatro para descuartizar a la vieja actriz que debería haberse retirado hace ya demasiados años.En cuanto se abre el telón y aparece una anciana, con una pierna artificial, metida en los ropajes de una joven judía y cargada en un palanquin dorado por cuatro esclavos, se hace el silencio. Por unos segundos el ambiente del teatro se vuelve gélido, expectante a las primeras palabras de la gran actriz. De pronto una voz poderosa, pero al mismo tiempo juvenil, rompe el hechizo y la obra da inicio. Durante toda los cinco actos la muchedumbre que pretendía atacar a Sarah Bernhardt se queda expectante del futuro que le depara a Athelie, la joven viuda del rey de Judea. La persona que ahora tienen al frente ya no es una anciana con un pie falso y demasiadas arrugas alrededor de los ojos, ahora es una joven que intentó encaminar a su pueblo por el camino que creía correcto y que ahora está en el templo, acorralada y sospechando su propia muerte. Su poder de actuación la ha rejuvenecido convirtiéndola a los ojos del público en otra persona. Cuando encuentra su fin en las garras del pueblo furioso por la traición, el corazón en vilo de toda la sala sufre con aquella mujer, y cuando se cierra el telón y desde su abismo de terciopelo vuelve a surgir de nuevo Sarah Bernhardt, todo el teatro estalla en aplausos reconociendo una vez más la grandeza de la más grande actriz de todos los tiempos. Un periodista que asistió a la obra dijo: "Her languid beauty seems not the least marred in these passing years. Hers is still the 'golden voice'." (Su lánguida belleca parece no haber disminuido en todos estos años. Ella es todavía la voz dorada)Un año después morirá por un fallo hepático y el teatro será relegado definitivamente a un segundo plano por el cinematógrafo. Mientras que eso ocurre ya empieza a llegar noticias del éxito en su Suecia natal las películas de la gran estrella de 18 años: Greta Garbo.


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