martes, 13 de octubre de 2009

El Dr.Philips y El lobishome


El juicio contra el Hombre-Lobo dura aproximadamente un año, tras el cual, el 6 de abril de 1853 se emite una sentencia de muerte por el juez de Allariz, que lo condena a garrote vil y a una indemnización de 1000 reales por cada víctima, todo ello pese a que no se hallaron los cuerpos de algunas víctimas, y otras se supo que habían sido asesinadas por lobos auténticos.


Un hipnólogo francés (Mr. Philips) que había seguido el caso del Hombre-Lobo a través de una noticia publicada en un periódico francés, envía una carta al ministro de Gracia y Justicia afirmando que Romasanta era un afectado de una monomanía conocida como licantropía, y que debido a un desorden de las funciones de su cerebro no era responsable de sus actos. Afirmaba este hipnólogo que a través de la hipnosis él mismo había tratado esa enfermedad con alguno de sus pacientes, por lo que pide que no se ejecute la sentencia y que se le permita estudiar el caso. Aunque este hipnólogo nunca llegó a viajar a España ni examinó al hombre-lobo, lo cierto es que sus apreciaciones influyeron en el destino final del mismo. La propia reina Isabel II, informada por la carta del Dr.Philips al ministro de Justicia, intervino en el caso del hombre-lobo de Allariz, conmutando finalmente la pena de muerte por cadena perpetua mediante una Real Orden del 13 de mayo de 1854. Romasanta fallecería al cabo de pocos meses en la cárcel (según DOMÍNGUEZ&BLANCO, 1991), aunque tampoco hay constancia documental de ello.

Desde inicios del verano del 2003, siglo y medio después de este proceso se está rodando una película inspirada en el caso (“Romasanta”, de la productora Filmax) y con el guión del novelista de origen alaricano Alfredo Conde, quien a su vez es descendiente de uno de los médicos que peritaron el caso del lobishome en Allariz.
Este caso ya inspiró cantares de ciego por las ferias de Galicia, y ya más recientemente una película (“El bosque del lobo”, 1971, de Pedro Olea) y dos novelas: “El bosque de Ancines” de Carlos Martínez Barbeito, y “Pel de Lobo” (2002), de Xosé Miranda. También ha atraído a intelectuales y escritores ourensanos como Vicente MARTÍNEZ-RISCO (1929) o Celso Emilio FERREIRO (1974), y ya en los últimos años a Xulio PRADA (1990) o el periodista José DOMÍNGUEZ GONZÁLEZ (junto con Lino Blanco)(1991). También fue abordado el caso por María Jesús García e Irene Esperón, en las “Jornadas de Historia de la Psiquiatría” desarrolladas en el Hospital Psiquiátrico Rebullón (Vigo) en noviembre de 1996, coordinadas por el psiquiatra Tiburcio Angosto Saura.




2.4. RESULTADO: ¿Quién era el Dr. Philips?

Ninguno de los autores que hasta el momento se han acercado al estudio del caso han profundizado en la identidad de este hipnólogo francés que vino a tener una importancia fundamental en el destino del “lobishome”. Tras revisar bibliografía acerca de la historia del hipnotismo (MONIZ, ELLENBERGER, TORTOSA, DIEGUEZ, GARRABÉ...) vemos que la intervención del Dr.Philips en el caso del “lobishome”se produce en un momento de importante transición desde el mesmerismo animal hacia un creciente interés por el hipnotismo que alcanzará su época dorada en torno a 1880.





El Dr.Philips era con mucha probabilidad el médico francés Joseph-Pierre Durand de Gros (1826-1900), exiliado a Gran Bretaña durante un tiempo y que a su vuelta a suelo francés firmó con el seudónimo de Dr. Phillips. Junto con Azam (estudiado por GARRABÉ, 1996), Brown-Séquard, Demarquay, Girard-Teulon.... formó parte del movimiento que propició la incorporación y asimilación del braidismo en Francia (MONIZ, 1960:p118). Todos ellos abrirían y prepararían la época dorada del hipnotismo de los años 80. Algunas de las obras de Durand de Gros fueron (1855) «Electrodynamisme vital, ou les relations physiologiques de l'esprit de la matèrie démosntrées par des experiences entièrement novelles et par l'histoire raisonnée du système nerveux» o (1860) «Cours Théorique et pratique de braidisme, ou hypnotisme nerveux considéré dans ses rapports avec la psychologie, la pathologie, et sesapplications à la médecine, à la cirurgie, à la médecine légale et à l'education»). Antes de fallecer participa en el IV Congreso Internacional de Psicología de París en agosto de 1900 con una intervención con su teoría del polipsiquismo. Ellenberger destaca la influencia que este modelo de la mente tuvo sobre las nuevas concepciones elaboradas por Freud y Jung en la naciente psiquiatría dinámica.


LOS EXPERIMENTOS DE PHILIPS

Los experimentos del tal Mr. Philips, profesor de electro-biología como él se presentaba, fueron en realidad al caso de Romasanta un querer y no poder. Nunca se supo realmente por qué el tal Mr. Philips no llegó siquiera a Galicia, por qué de repente fue como si perdiera todo el interés que en un principio había mostrado por el caso, aunque no es difícil suponerlo habida cuenta de lo que su interés inicial contrariaba, sobre todo, al Ministerio Fiscal.
No obstante, aquel interés y la consiguientemente comunicación que en este sentido hizo llegar el tal Philips a la Reina, contribuyeron poderosa y decisivamente a la mencionada Orden de 24 de julio de 1853, por la que Isabel II no autorizaba la ejecución de Romasanta sin que ella lo supiera, consintiera y ordenara.
Ciertamente la comunicación de la Real Orden a la Audiencia de A Coruña se produjo a raíz de la de Mr. Philips a la Reina, por la que el profesor de electro-biología solicitaba experimentar en aquel que en Galicia decía transformase contra su voluntad en lobo, sus más recientes y novedosos avances en el campo de lo que hoy vendría a ser la hipnosis.


Pues bien, Escmo. Sr., después de un examen minucioso de los detalles que arroja la causa e ilustrado por un estudio especial de las enfermedades del sistema nervioso, no puede menos de reconocer en el condenado M. Blanco a un desgraciado acometido de una especie de monomanía conocida de los médicos antiguos bajo el nombre de licantropía.
SOLICITUD DE MR. PHILIPS. OBRA EN LA ÚLTIMA PIEZA DEL LEGAJO 1.788 DE LA CAUSA


Mr. Philips tuvo acceso al Ministerio de Gracia y Justicia desde el de Estado, y a éste a través del Cónsul de España en Argel, donde por entonces residía. El profesor aseguraba a la Reina haber practicado sesiones de su electro-biología con algunos individuos. De una de ellas incluso, adjuntaba un certificado de notables personalidades del Argel de entonces que certificaban que los experimentos de Mr. Philips eran tan ciertos como increíbles.
Llegado el momento, a Mr. Philips se le presentaba la ocasión para experimentar en Galicia el proceso inverso a cómo él lo había desarrollado hasta ahora en Argel. Esto es, si hasta ahora Philips había sugestionado a diversos individuos hasta el punto de lograr que se creyeran lobos durante sus sesiones, ahora tenía la oportunidad de hacer todo lo contrario invirtiendo el proceso. O, al menos, de intentarlo. Algo así solo podía hacerse partiendo de un individuo que se hallara ya en el punto a donde Mr. Philips había hecho llegar sus experimentos, por lo que el profesor de electro-biología suplicaba a la Reina que se le permitiera aprovechar una ocasión única hasta el momento.

La coherencia del tal Philips, al menos en sus planteamientos, hizo que la Reina los tuviera en consideración, lo mismo que su petición, que trasladó a la Audiencia de A Coruña para que ésta decidiera. Pero a las autoridades judiciales, muy especialmente al Ministerio Fiscal, el interés de Philips por el caso de “O Lobo da Xente” y por llevar a la práctica sus experimentos interesaban muy poco, nada.


No se puede tampoco disculpar, ni aún porlo generoso de las intenciones, el que juzgue de una manera tan poco ventajosa del estado de la ciencia médica en España; pues si bien la indicación se presenta embozada, demasiado se descubre que Mr. Philips abriga dudas acerca de que se conozcan aun en toda su extensión los efectos de la monomanía, conocida por los médicos con elnombre de licantropía.
INFORME DEL MINISTERIO FISCAL EN RELACIÓN CON LA SOLICITUD DE MR. PHILIPS, CONSIGUIENTE E INMEDIATA A LA MISMA. FIGURA EN AUTOS


Así que el tal Mr. Philips, profesor de electro-biología con base de sus experimentos por entonces en Argel, nunca llegó a Galicia. Lo más que se supo de su paradero fue que tenía previsto poco después salir de Argel para Marsella, y luego dirigirse a París, donde tenía pensado someter precisamente su descubrimiento a la Academia de las Ciencias. Eso por lo que él mismo decía.
En cualquier caso, la irrupción de Mr. Philips en el proceso judicial contra Romasanta se produjo en un momento clave, celebrada la primera vista y a la espera de aquella primera sentencia de la Audiencia de A Coruña que, posteriormente, iba a rectificar la misma Sala. La comunicación de Philips salió de Argel el 3 de julio del 53. El 24 de aquel mes el Ministerio de Gracia y Justicia la remitía a la Audiencia de A Coruña.
En principio, lo que se remitió al “Sr. Regente de la Audiencia de La Coruña”, fue la notificación del caso acompañada de la disposición de “S.M. la Reina”. Del carácter urgente con que se procedió a la hora de cursar el oficio así como del interés por lo expuesto por Mr. Philips, habla el hecho de que no se acompañaran los documentos que había remitido el profesor al disponer la Reina que se sacaran copias “para otros usos”.
Con todo, lo que a la postre sería más importante por cuanto resultaría decisivo para la suerte de Romasanta, y que entonces justificaba la premura con que se había cursado aquel oficio, era aquella disposición Real por la que, textulamente, Isabel II ordenaba:


en caso que recaiga sentencia que cause ejecutoria de pena capital, suspenda la ejecución e informe manifestando el resultado que produzcan las investigaciones científicas a que pueden dar lugar los citados documentos. Lo que digo a V.I. de Real Orden para su conocimiento y efectos consiguientes,...
REAL ORDEN DE 24 DE JULIO DE 1853. OBRA EN EL SUMARIO DE LA CAUSA, ARCHIVO DEL REINO DE GALICIA, LEGAJO 1.788



Había de ser decisivo para la suerte de Romasanta. Aquella disposición Real permitió a Rúa Figueroa el tiempo necesario y suficiente para conseguir que la Reina, Isabel II, acabara decantándose por el indulto y Romasanta se librara del garrote.

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